Los esguinces pueden suceder en cualquier momento: ¡Cuidado! y mejor visite el ortopedista

Foto/Jonh Jairo Bonilla para Semilleros Deportivos
Para quien practica un deporte o realiza alguna actividad física, siempre hay imprevistos que se presentan cuando menos se lo espera. Es cuando se tuerce un tobillo o se tronchan un brazo, la muñeca o los codos (los esguinces son lesones que se producen cuando se estiran o desgarran los ligamentos de una articulación). En esos momentos lo primero para algunos es buscar el mejor remedio que le quite el dolor o la molestia de la parte lesionada.
Es allí donde los más sabios, optan por pedir la cita con el médico general para que los remita al ortopedista, pero los más osados, se aventuran en buscar una alternativa más popular, y según ellos, más efectiva para las torceduras o lesiones de pies, brazos y manos. Entonces acuden a los famosos sobanderos, quienes a través del tiempo han perdurado como los salvadores de las “tronchaduras” en algunos sectores de ciudades y pueblos colombianos, donde sus prodigiosas manos han aliviado a muchos.

Foto/Jonh Jairo Bonilla
Para estos tradicionales masajistas de las “choncladuras”, hacer gritar a sus pacientes es sinónimo de mejoría, por esta razón hunden sus dedos untados de Yodosalid en la sensible parte afectada y adolorida, mientras miran con ojos de burla las muecas y gestos de los adoloridos e ingenuos clientes que sienten un dolor por todo el cuerpo, semejante a una fuerte migraña desplegada hasta el pie, el brazo, la mano y los dedos.
Más tortuoso aún cuando los afectados sometidos a estos singulares tratamientos son niños, porque les deja una estela de dolor en cada sobada, y tal vez porque salen sintiendo que fue un castigo por parte de sus progenitores.
Luego de varias visitas y torturas musculares, el milagro obra en la parte afectada, porque antes estaba hinchada y ahora se torna morada, algo que, a los ojos de los desafortunados y afectados pacientes, es muestra de mejoría.
Luego viene la desilusión cuando ven que no funcionó el tratamiento del recomendado sobandero, entonces asustados y con temor acuden al médico quien les da las pastas milagrosas para el dolor (acetaminofén) y los remite al ortopedista, que de inmediato percibe un hematoma por manipulación indebida de la parte afectada y entonces inicia la verdadera terapia.

Foto/centrorehabilitacionlarios.es
Los expertos recomiendan
Los profesionales de la salud que se ocupan de los esguinces son los ortopedistas y nadie mejor que ellos, saben los peligros que conlleva ir al sobandero, porque generalmente termina en un problema mayor.
Para el ortopedista Christian Ochoa, esta práctica puede dejar secuelas severas, como deformaciones, infecciones o hasta amputaciones, especialmente en los niños. En la clínica de fracturas hay una campaña contra esta práctica.
“DILE NO A SOBAR NIÑOS”, es la campaña que emprende el Dr. Ochoa, quién desde hace aproximadamente dos años tras observar en varios pacientes, complicaciones y secuelas de fracturas en infantes, decidió socializar las consecuencias de esta práctica.
Este tipo de tratamiento manipula la lesión o fractura y puede producir en la persona efectos secundarios peligrosos que frecuentemente no son reportados. Dice el especialista.
Así mismo, Angie Carolina Morales, médico general, manifiesta que es totalmente contraindicado acudir a los sobanderos y no se recomienda para nada e incluso puede ser algo peligroso que arriesgue la vida del paciente.
Los trombos en las piernas son coágulos de sangre que se acumulan en una vena y un «sobandero» no tiene conocimientos médicos para eliminarlos, y al tratar de «sobarlo» para hacerlo desaparecer, puede causar que dicho trombo tape completamente la vena deteniendo el retorno venoso de la pierna, además puede hacer que micro trombos se desprendan y causar infartos en la pierna o en otras partes del cuerpo. Por favor no acuda a un sobandero, es muy peligroso, consulte a su médico. Termina diciendo la doctora.
Así que cuando tenga una torcedura, una lesión muscular o se tronche el pie, piénselo dos veces antes de ir donde el sobandero más antiguo o donde le digan que está el hombre de las manos milagrosas, porque pudiera estar arriesgando sus pies, sus manos o sus brazos.
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