Las lesiones son reflejo de las carencias formativas y extra deportivas

Las lesiones son reflejo de las carencias formativas y extra deportivas

Foto/Pablo Bohórquez.

Con frecuencia en la práctica deportiva, se corre el riesgo de caer en saldos negativos para los diferentes deportistas de una u otra disciplina. No siempre, ser campeón es el resultado real, a veces el contexto deja como recuerdo una lesión o un trauma que exige del competidor una recuperación física y emocional.

El deporte, sin importar la disciplina, busca alcanzar la máxima exigencia de quien lo practica y en términos generales, pone a prueba su condición humana. En el fondo «ganar» es sólo una excusa para algo mayor; por lo cual superar su propia condición es la finalidad de todo atleta.

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En ese proceso de exigencia, se requiere de entrenamiento y preparación de todo orden, que va desde lo físico, pasando por lo técnico y hasta por las condiciones mentales y alimentarias, con las cuales un deportista debe buscar la integridad e integralidad para llegar a mejores desempeños. Pero, cuando aparecen las lesiones graves o agudas, como producto de caídas, golpes, agresiones (incluso verbales) u omisiones nutricionales, los actores que rodean a los deportistas deberán preguntarse y cuestionarse por tal situación.

En la mayoría de los casos, se argumenta la lesión deportiva como una causa fortuita, pero siendo honestos, la mayoría de lesiones pueden ser prevenibles cuando de por medio se cuenta con una adecuada preparación técnica, física, mental y hasta nutricional.

Foto / Pablo Bohórquez

No es gratuito que justo en la competencia, lleguen las lesiones más graves. Tampoco es fortuito, que las mismas lesiones sean recurrentes en una misma escuela, club o liga. Cuando algo así sucede, los dolientes (especialmente padres de familia, directores técnicos y hasta patrocinadores) deberán preguntarse por las cuestiones de base que condujeron a tal adversidad.

Las lesiones recurrentes en un mismo deportista, en una misma escuela, club o liga deportiva, son en sí mismas el resultado de las carencias formativas y competitivas que invitan a revaluar los procesos, a revisar los conocimientos y a consultar por la idónea preparación de quienes asumen la responsabilidad de formar para la competencia.

Todas las disciplinas deportivas son válidas en su esencia competitiva, y por tal razón, requieren de profesionales formados para motivar sus prácticas de forma técnica, táctica, estratégica, física, psicológica y social.

La experiencia es importante y necesaria, pero más más allá de asumir empíricamente un oficio; también se requiere preparación académica y técnica para garantizar que los deportistas puedan cumplir sus metas con la certeza de que su formación competitiva es íntegra e integralmente suficiente para permitirles dominar la propia condición humana.

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