La violencia lo desplazó y ahora busca en Deportes Quindío una oportunidad para ser futbolista

Foto / Pablo Bohórquez

Junior Stiven Machado Palacios, con tan solo 18 años vive su vida intensamente, la violencia en su natal Chocó lo desplazó junto a su familia para buscar sus sueños y ahora el Deportes Quindío le brinda una oportunidad para probarse, y por qué no, quedarse.

Desde los 13 años comenzó su afición por el fútbol, vivía en el Chocó y un día decidió llegar a Pereira a visitar a su abuela, allí en el barrio Boston jugando los populares ‘recochos’, lo vio el hoy entrenador de Academia Pereirana Gerenciar, Luis Eduardo Atehortua quien de inmediato lo invitó a su equipo a probarse; su estadía en este tradicional elenco solo duró un año, ya que luego pasó a UTP Boca Juniors y después estuvo en el Deportivo Pereira, donde se probó por cerca de tres meses en el entonces equipo dirigido por Jorge Patiño (sub 20) quien luego se ubicó en la sub 17 y en su reemplazo llegó el técnico Jorge Hernán ‘Copi’ Loaiza, con quien Machado no se entendió y finalmente buscó campo en otra parte.

La Cantera le brindó una nueva oportunidad, donde jugó en la sub 20 durante un año, pero al ver que no lograba que algún scout o caza talento lo viera, decidió regresarse para su natal Chocó. Pero estando allí, la vida le puso en su camino un ángel, un arquitecto que no tiene ninguna relación con el deporte, quien vio en Junior un talento que se podía pulir y tal vez llevar al fútbol profesional, por eso no dudó en conversar con él y contarle que lo iba a ayudar con un contacto en el Deportes Quindío, donde actualmente está en pruebas.

Foto / Pablo Bohórquez

Luego de unos días y de no conseguir un hospedaje en Armenia, Junior decidió volver a Pereira donde se gana la vida y lo que le puedan dar para los pasajes, organizando la cancha de Boston y siendo barbero y peluquero “yo me la rebusco siempre, sea motilando o en Boston de vez en cuando, así poco a poco uno va obteniendo las cosas, para la indumentaria, para los pasajes, para la alimentación, porque eso es mi meta, tener como sostenerme”, puntualizó el joven futbolista en charla con Semilleros Deportivos.

Estar en un equipo como el Deportes Quindío le ha ayudado mucho, y más teniendo en cuenta que como el mismo Junior lo dijo “los ‘morochos’ me han acogido muy bien, gracias a Dios les caí bien a todos y a los profesores también, que han visto que uno tiene las cualidades y las capacidades para estar acá o en uno de los equipos de divisiones menores, por eso me han aceptado de muy buena manera y el ambiente aquí es el mejor, es muy sabroso y muy bacano estar en este equipo”, precisó el joven que cuenta con sus guayos algo rotos y con algunas ‘cirugías’ hechas por él mismo.

Foto / Pablo Bohórquez. Junior a la par junto a referentes como Jairo Roy Castillo y Henry ‘el Indio’ Hernández’, durante un entrenamiento.

Junior Stiven se desempeña como volante extremo, donde puede jugar por ambas bandas, aunque dependiendo de la situación que se presente en el juego también puede cumplir tareas como carrilero, lugar donde puede explotar sus características principales como la velocidad, la potencia, el enganche, la picardía, el fuego y la chispa que le inyecta a su juego; es derecho aunque si tiene que usar la izquierda en algún remate, no tiene problema en hacerlo.

Sueña a corto plazo con quedar definitivamente en el Deportes Quindío o en su defecto con Universitario de Popayán, donde muchos otros jóvenes han tenido oportunidades de darse a conocer “ojalá se me dé en alguno de los dos y poder debutar por qué no este año, incluso con mi rendimiento soñar más adelante con estar en una sub 20 de Selección Colombia y ya soñando a largo plazo, intentar cumplir mi sueño de chiquito que es jugar en el equipo que soy hincha, en la ‘mechita’ en el América de Cali que sería algo que me llenaría mucho”, agregó.

Foto / Pablo Bohórquez

Nacido en San Marino, Chocó, un pueblo que queda a una hora y media en lancha de Bagadó, donde jugaba con sus amigos en la calle, hasta que un día él y su familia fueron desplazados por la violencia “mi mamá se vino para Pereira a trabajar como ama de Casa interna o por días, nosotros vivíamos en una invasión que hicimos…, …pero después se quemó, luego me salían cositas en Cali, pero nunca las cosas se me daban como esperaba, porque también había gente que se aprovechaba de uno y a la hora de algún negocio o algo, siempre pedían de más o no me colaboraban como uno esperaba, por eso me tocaba devolverme y seguir en la lucha por mis sueños”, comentó.

Vivir esta nueva etapa le ha abierto mucho la mentalidad “la verdad estoy muy contento, me siento bien, estoy a la expectativa y tengo mucha fe en Dios, que me va a permitir cumplir mis sueños, porque ha sido mucha la lucha que me ha tocado vivir, por eso digo que Dios le da las batallas más fuertes a sus guerreros más hábiles y si me está poniendo las cosas tan complicadas, es porque sabe que realmente tengo las capacidades para lograrlo y tiene cosas grandes para mí”, indicó el talentoso jugador que cumplió recientemente 18 años, por lo que es categoría 2000.

Finalmente, su mamá y su familia lo son todo en su vida, por eso “sueño con que todo se me de pronto y poderle regalar la casita a mi mamá y poder tener a mi familia bien, me gustaría devolverle todo lo que ella ha hecho por mí”, agregó el habilidoso jugador que además tiene dos hermanas, una recién nacida y que la mamá la cuida y una de 12 años que está en el colegio.

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