Justin Quiceno no pierde la esperanza de llegar al fútbol profesional
Foto / Suministrada
Como sucede con frecuencia, los talentos de la región tienen que migrar hacia otros departamentos de Colombia; pero el caso de Justin fue diferente, llegó a Estados Unidos, y allí quiso continuar su sueño de ser futbolista.
Inició desde los cuatro años pegándole a la pelota, así creció, con esa innegable curiosidad por el balón que caracteriza a jugadores distintos, es que así es Justin Alexander Quiceno Salazar, su técnica, el manejo del balón y pegada le han permitido alcanzar 16 dianas en 18 partidos en su actual club en Florida.
Aunque nació en Cali hace 18 años, se hizo jugador en Pereira, ciudad donde ha pasado la mayor parte de su vida. Luego su familia se trasladó a Orlando, Florida (Estados Unidos) y desde allí continuó con su proceso deportivo. Llegó al Hunters Creek como un explorador más, en esa institución logró anotar más de 35 goles de entrada, una cifra nada despreciable para un joven de 16 años.
La llegada al Hunters le ayudó para asentarse deportivamente, para que su familia y él le dieran valor a ese sueño de mejorar año a año en su desarrollo deportivo, fue así como llegó a la Orlando Stars Soccer Academy, orientado por el ex volante paisa Pedro ‘El Campero’ Álvarez.
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Sus virtudes como atacante le permiten a los técnicos que lo han conocido ubicarlo en el campo donde su vocación ofensiva le sume al equipo, por temporadas lo hace de ’10’, porque además de tener gol, es asistidor, o cuando se le encomienda el gol, luce de ‘9’ para merodear en el área.
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Justin Quiceno, el hincha de Atlético Nacional que vive en Orlando, pese a su edad, todavía tiene camino para alcanzar el fútbol profesional, «Mi sueño siempre ha sido ser jugador profesional, y algún día poder representar la tricolor».
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Es así como ahora dará sus últimas pinceladas en el fútbol norteamericano para buscar lo que quiere, que sus goles sean tenidos en cuenta para un proceso mucho mayor, para un equipo Sub 20 donde pueda seguir soñando en grande.
No es el único deportista criado en Risaralda que se encuentra en el norte; pero sí uno más que ama a la Perla del Otún, con 18 años, todavía no deja de lado dos cosas, el fútbol y su amor por Pereira.
