Educar en deporte, no solo es formar para la competencia

Educar en deporte, no solo es formar para la competencia

Foto / Nicolás Arbeláez Castro

En uno de los tantos seminarios académicos realizados por el CINDE[1] en la Universidad de Manizales, el reconocido profesor, Economista y Doctor en Educación, Alejandro Acosta Ayerbe, reflexionó sobre la idea de la “competencia” en el mercado de bienes y servicios y en las lógicas neoliberales del mundo del consumo.

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Hizo el académico, un llamado de atención por aquel verbo “competir” comparado con otro que enunció como “competer”, el cual, por supuesto, no significa lo mismo.

Esta apreciación del Dr. Acosta se acerca también a la reflexión del biólogo chileno Humberto Maturana quien es sus postulados por la relación del lenguaje con las emociones humanas, también hizo un similar citado por la comprensión de lo que los economistas han llamado la “sana competencia” como un supuesto que a su parecer no es posible por no ser constitutivo de lo humano en términos biológicos, dado que “competir” en sí mismo es desconocer el otro como sujeto, como persona.

Esta reflexión también debe ser tenida en cuenta para la formación deportiva, en la base de las escuelas, los clubes, incluso los colegios y centros educativos que forman a sujetos (niños, niñas y adolescentes) para “competir” en las diversas disciplinas, donde el ganar se configura en obtener títulos, reconocimientos, medallas y trofeos que exhiben la destreza del ganador, pero también la fuerza de la preparación y el triunfo, y una especie de raza superior capaz de destronar y a su vez desconsolar a sus opositores.la competencia se gana cuando el otro fracasa frente a uno, y se constituye cuando el que eso ocurra es culturalmente deseable…” afirma Maturana.

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Ante la importante reflexión, la idea de “competer” propuesta por Acosta Ayerbe, invita a entender que la formación (en este caso del deportista, sea niño, niña, adolescente o adulto) debe inclinarse hacia el desarrollo de habilidades y destrezas para afrontar los retos de la vida cotidiana, para el caso, la cotidianidad de la práctica deportiva. Es prepararse para ser un deportista dedicado y disciplinado, que disfrute de su destreza, que reconozca en el otro un sujeto capaz y con valor, pero no valor de fuerza o dinero, sino valor de respeto, es decir, en el fondo se debe orientar la formación deportiva hacia la formación de un ciudadano de bien, con valores éticos, con respeto por los otros, con capacidad para el trabajo en equipo, con comunicación asertiva y de liderazgo pero sobre todo, capaz de generar confianza, esa misma confianza que William Ospina resalta en su escrito Colombia en el Planeta “…está comprendiendo tardíamente que la mayor riqueza posible es la menos palpable: el privilegio de compartir una realidad donde sea posible confiar en los demás, y que los demás confíen en nosotros”.

Por ello Semilleros Deportivos confía en que puede orientarse la formación deportiva más allá de esa brusca idea de solo competir y en cambio apostarle al desarrollo de capacidades y destrezas por ese concepto de “competer”, que no es más que entender lo que al deportista le corresponde también como ciudadano. Por ello educar en deporte no es solo formar para la competencia.

[1] Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano.

«Unidos somos más. Más deporte, más región»

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